Después de un breve receso dejamos ahora nuevos cuentos de noveles
escritores que participan en los talleres de Narración oral escénica del instituto
Tecnológico y arte José Coronel Urtecho, en donde estamos impartiendo este
curso tan interesante para jóvenes y adultos.
Este 25 de Julio estará dándose inicio al segundo curso, aquí tejamos el
numero de teléfono por si quieres mas información: 22513386 y 22513620
Anécdota: según Wikipedia.
Una anécdota (del griego
antiguo ἀνέκδοτον, anékdoton, no
publicado) es la breve exposición de incidentes curiosos, interesantes o
entretenidos.1 Por lo general humorísticas, las
anécdotas no son chistes, pues su
principal propósito tiene un trasfondo moralizante, lo que podría acercarla más
a la parábola que a la fábula.
Tampoco es una metáfora ni tiene una moraleja.2.
Justina
Todo comenzó en el año 2000, en el mes
de agosto, donde mis papas Humberto Zelaya y Karla
Rodríguez se casaron, paso mucho tiempo para que yo naciera, el año siguiente
en mayo de 2001 mi mama se fue al hospital y le dijeron que tenía
2 meses de embarazo siendo la primera hija de ellos, como no me
dejaba ver en los ultrasonidos de ultrasonidos, no supieron de mi sexo hasta
que nací, el doctor le dijo a mi mama que iba a nacer el 11 de noviembre. Cuando era el 3 de noviembre a mi mama le había dado dolor
y se fue con mi papa al hospital, al llegar la revisaron y le dijo el doctor
que ya iba a nacer, como el hospital quedaba por la rotonda el Güegüense y
vivimos en carretera norte, el doctor le dijo que se quedara en el
hospital por que en cualquier momento nacía, el 4 de noviembre era el
cumpleaños de mi mama y ella le dijo al doctor que si le podía
hacer una cesaria para que naciera ese día, para cumplir años el
mismo día, inmediatamente el doctor le dijo que no, que eso no se
podía hacer, sino en casos de emergencia, terminando de hablar el doctor con
esta frase: deje que la naturaleza haga su trabajo. Paso el lunes 5
y el martes 6 a las 11:30 am nací, al momento de nacer mi mamá se desmayó y
paso un gran rato desmayada, todos creían lo peor, pero se despertó y estaba
bien, luego llego mi papá preguntando por mí, entonces la
enfermera pregunto por el nombre de la niña y el de mi mamá y se
fue a verificar, luego regreso y le dijo: si, ya nació su hija,
mi papá estaba sorprendido por que creyó era niño, pero cuando le
dijeron que era niña quedo impresionado. Al momento de
elegir como llamarme, decidieron ponerme los nombres de mis dos abuelas,
Justina ‘por la mamá de mi papá y Miriam por la mamá de mi mamá,
quien ya falleció, me gustan mis nombres por que los considero únicos ya que
nunca he conocido o he estudiado con una Justina, solo una niña conozco
llamada Miriam, pero nunca estudie en el mismo colegio o aula de clase con
otra Miriam, así que me considero única, cuando se refieren a mi nombre ya se
sabe quién soy. |
Todo comenzó en el año 2000, en el mes
de agosto, donde mis papas Humberto Zelaya y Karla
Rodríguez se casaron, paso mucho tiempo para que yo naciera, el año siguiente
en mayo de 2001 mi mama se fue al hospital y le dijeron que tenía 2
meses de embarazo siendo la primera hija de ellos, como no me dejaba
ver en los ultrasonidos de ultrasonidos, no supieron de mi sexo hasta que nací,
el doctor le dijo a mi mama que iba a nacer el 11 de noviembre.
Cuando era el 3 de noviembre a mi mama le había dado dolor y
se fue con mi papa al hospital, al llegar la revisaron y le dijo el doctor que
ya iba a nacer, como el hospital quedaba por la rotonda el Güegüense y vivimos
en carretera norte, el doctor le dijo que se quedara en el hospital
por que en cualquier momento nacía, el 4 de noviembre era el cumpleaños de mi
mama y ella le dijo al doctor que si le podía hacer una cesaria para
que naciera ese día, para cumplir años el mismo día,
inmediatamente el doctor le dijo que no, que eso no se podía hacer, sino en
casos de emergencia, terminando de hablar el doctor con esta frase: deje que la
naturaleza haga su trabajo.
Paso el lunes 5 y
el martes 6 a las 11:30 am nací, al momento de nacer mi mamá se desmayó y paso
un gran rato desmayada, todos creían lo peor, pero se despertó y estaba bien,
luego llego mi papá preguntando por mí, entonces la
enfermera pregunto por el nombre de la niña y el de mi mamá y se fue
a verificar, luego regreso y le dijo: si, ya nació su hija, mi papá
estaba sorprendido por que creyó era niño, pero cuando le dijeron que era niña
quedo impresionado.
Al momento de
elegir como llamarme, decidieron ponerme los nombres de mis dos abuelas,
Justina ‘por la mamá de mi papá y Miriam por la mamá de mi mamá,
quien ya falleció, me gustan mis nombres por que los considero únicos ya que
nunca he conocido o he estudiado con una Justina, solo una niña conozco llamada
Miriam, pero nunca estudie en el mismo colegio o aula de clase con otra Miriam,
así que me considero única, cuando se refieren a mi nombre ya se sabe quién
soy.
Tulipán
Soy la primera hija del matrimonio de don Félix Orozco y
doña Ivania Mclean.
Si mis matemáticas no me fallan, fui concebida a mediados del año 2000,
porque nací a inicios del 2001.
Mi mamá no se dio cuenta que yo venía en camino hasta su quinto mes de
embarazo, cuando sus malestares estomacales no se fueron con las pastillas
desparasitantes auto recetadas. ¡Sorpresa! ¡No era un parásito, era una
bebé!
Instantáneamente, tanto mi papá como mi mamá buscaron nombres
adecuados para la primogénita que no esperaban, pero que sería bien
recibida.
Los doctores no estaban seguros si se trataban de gemelas, así que mi
mamá había escogido los nombres de Ivana e Ivanka en caso de que así se
tratase.
Hoy agradezco de posiblemente haberme tragado a mi presunta
gemela porque así me ahorré el bochorno de haber sido bautizada con uno
de esos nombres.
Por otro lado, mi papá había elegido el nombre de María Amalia… ¿o era
María Amanda? Ni él ni mi madre se acuerdan con exactitud sobre el nombre
que en un momento les había gustado a los dos. Pero ¡no importa! Al fin y al
cabo, cuando mi mamá se dio cuenta que ese mismo era el nombre de una
ex novia de su marido, por obvias razones desistieron de llamarme así
después de un buen pleito marital.
Sin embargo, mi mamá aun no olvidaba a aquella niña que conoció unos
años antes cuando trabajaba en una escuela. Una niña que la cautivó con su
ternura y con su nombre; Grecia.
Al ver que ningún otro nombre le satisfacía
tanto como este, no se resistió más y optó por bautizarme como Grecia
María. El segundo nombre se debe a su catolicismo y devoción a la Madre de
Dios.
Así pues, mi madre se dejó llevar por su instinto, aquello que le decía que su
hija tenía que llevar ese nombre que se le hizo elegante, simple y único.
En mi caso, me tomó años apreciar mi nombre. Nunca le vi nada en especial,
tal vez porque la mayoría del tiempo me llaman Gre, o tal vez porque siempre
pensé que “Grecia” y “grasa” sonaban igual de mantecosos. Incluso, el que
me llamaran “Italia” o ”Francia” como si fuera divertido, quizá tenga algo que
ver con mi poca apreciación a mi nombre.
Recuerdo haber visto una película mexicana, de esas películas antiquísimas que el Canal 10 insiste que son estrenos. La protagonista se llamaba Grecia, una mujer misteriosa que tenía una conexión casi mística con el mar. Siempre estaba atenta de las veces que el Canal 10 pasaba esa película que me llenaba de emoción solo por tener, por primera vez, una tocaya.
Y en el colegio, incluso cuando mis compañeros se reían cuando nos enseñaban de la Antigua Grecia, yo no podía evitar emocionarme cuando escuchaba mi nombre estar relacionado con una increíble cultura.
No se sabe con exactitud qué quiere decir Grecia, pues su nombre proviene del latín Graecia, que no tiene otro significado más que “la tierra de los griegos” y los mismos griegos llaman su país de una forma completamente diferente; Hellás.
Lo que yo sí sé, es que llevo un nombre altamente ligado a las poesías darianas que tanto disfruto, a las grandes filosofías e inventos revolucionarios, a las pinturas inspiradas en una cultura llena de héroes y dioses fantásticos y a diferentes descubrimientos científicos que nos han ayudado como sociedad.
Es por eso que ahora agradezco a mi madre por haberme dado un nombre helénico.
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