Por David Rocha
Foto: Archivo Guachipilín.
Pensar en la muerte de los amigos es algo difícil, pensar en esas personas que ya no estarán físicamente, seres humanos que ocuparon espacios importantes en nuestras vidas, que compartieron trazos del camino, de los sueños, de la profesión, pensarlos más allá de la vida es difícil. El director de teatro de títeres cubano Mario Guerrero nos ha abandonado físicamente. Al enterarnos de la triste noticia emanan los recuerdos que construyeron lazos afectivos que perduran en el tiempo.
Gonzalo
Cuellar sentado frente a mí empieza a recordar. Era 1987 cuando nuestra
agrupación hizo una gira por Cuba. Guachipilín llegó a la sede del Guiñol de
Camagüey. Ahí Gonzalo y Zoa Meza conocieron a Mario, de inmediato se hicieron
amigos, pues coincidieron en la visión de ruptura, de experimentar, de romperse
esquemas desde el escenario titeril. Un año más tarde el grupo fue invitado al festival de teatro para infancia y juventud "Para un príncipe enano..", realizado en la ciudad de Cienfuegos. Aquel festival
resultaría un momento decisivo para el teatro de títeres cubano y para el
nicaragüense. En aquella época los creadores debatían sobre el devenir del
teatro de figuras en la isla, sus aciertos y desaciertos y cómo proyectarse hacia
el futuro. Para nosotros fue un giro vital, pues Mario aceptó la invitación de
Gonzalo para dirigir en conjunto una de las puestas en escena más importantes
en la historia de nuestra agrupación: El Güegüense. Dirección conjunta que fue posible gracias al convenio cultural bilateral entre los gobiernos de Cuba y Nicaragua.
Cinco meses de trabajo intenso dieron como resultado un espectáculo que se convirtió en un proyecto experimental y en la tercera puesta en
escena en la historia del teatro nicaragüense que se asumía desde una
agrupación. La primera fue en 1978 dirigida por Alberto Ycaza, la segunda en
1981 adaptada por Julio Valle Castillo ambas interpretadas por el Teatro de
Investigación de Niquinohomo y el 30 de marzo de 1989 se llevaría por primera
vez al lenguaje del teatro de títeres. Gonzalo fungió como director general y
junto a Mario Guerrero vino también Orlando Rivero que se encargó del diseño de
los muñecos. Otros creadores claves que Cuellar escogió para el montaje fueron
Pepe Prego en la dramaturgia, Gloria Bacon en las coreografías junto a los
bailarines Guillermo Márquez y Ariel Ordeñana, Juan José Robles en la
escenografía y Álvaro Montenegro con el grupo Tepehuani en la música. Sumado a
estos estaba el elenco del grupo en aquella época: Zoa Meza, Juan Espinoza, Marcos
García, Roberto Barberena, Ramón Monterrey y Dania Fitoria.
Foto: Archivo Guachipilín.
Con esta puesta en
escena quedan estrechados lazos entrañables con Mario Guerrero. Disciplina, experimentación,
osadía y diálogo pudieran ser apenas algunas enseñanzas del maestro cubano. Hoy
la agrupación sigue manteniendo la puesta en escena en otro formato. Y ahí
sigue viva la impronta de Mario, siguen vivas sus ideas, su mirada inquieta,
sus enseñanzas, sus afectos. A donde quiera que esté vayan siempre para él
nuestros aplausos.
Foto: Archivo Guachipilín. Obra: El
Güegüense (1989). Elenco de la obra, aparecen de izquierda a derecha:
Orlando Rivero (Cuba, diseñador de muñecos), Juan José Robles (diseñador de
escenografía), Gonzalo Cuellar (Director General y Actor titiritero), Juan
Espinoza (Actor titiritero), Roberto Barberena (Actor titiritero), Zoa Meza
(Actriz titiritera), Marcos García (Actor titiritero), Dania Fitoria (Actriz
titiritera), Gloria Bacon (Coreógrafa y bailarina), Ariel Ordeñana (Bailarín) y
Mario Guerrero (Cuba, Director Artístico).
No hay comentarios:
Publicar un comentario